En nuestros días, el video es un buen
recurso educativo en las aulas y en casa, ya que mediante el lenguaje
audiovisual se consigue captar mejor la atención de los niños, y
también se refuerzan los aprendizajes, porque al ser algo divertido
y dinámico, es más motivante para ellos.
Como docentes en educación infantil,
debemos tener en cuenta que en esta etapa los niños no mantienen su
concentración en una película larga entera, por lo tanto, podemos
usar fragmentos de ellas, o series de corta duración para explicar o
hablar del tema que se quiera enseñar.
Como ejemplo vemos estos videos. En el
primero, los niños aprenden a contar mediante canciones y dibujos:
El siguiente video es un capítulo de una serie
infantil, en el que se habla de las pesadillas y los miedos de los
niños, algo muy frecuente en estas edades, y que puede ser muy útil
verlo con ellos:
Los dibujos animados y películas son
muy influyentes en esta etapa de la vida, y es algo que puede ser
bueno si se sabe usar (videos educativos, videos con contenidos
negativos para hacerles ver lo que no debe ser y así formar su
espíritu crítico...), pero también puede ser algo nocivo si no se
controla cómo lo ven los niños. Es el caso, por ejemplo, de la
influencia que tiene Disney en la educación infantil.
En mi opinión, Disney tiene una
poderosa influencia, sobre todo en las niñas. Las princesas de estas
películas forman una realidad femenina equivocada. Estas princesas
son las buenas, y como son las buenas, son bellas. En cambio, las malas como las brujas, o las hermanastras de Cenicienta, son
feas. Esto ya les va creando los cánones de belleza, que si no
cumplen serán objeto de burlas y de infelicidad.
¿Cómo son “las buenas”?
Son guapas, delgadas hasta llegar al
punto de tener cinturas totalmente irreales para la proporción de un
cuerpo, escotadas, maquilladas y de ojos grandes. Los príncipes se
enamoran de ellas por su belleza, y a simple vista ya desean
llevárselas a su castillo para ser felices y comer perdices. Por
ejemplo: en la Cenicienta, el príncipe baila con ella una noche y ni
si quiera hablan. Pero cuando ella se va y pierde el zapato... él se
desvive por encontrarla, pues por supuesto... era muy bella. ¿Y qué
pasa si luego es aburrida, antipática o no congenian? Eso no es la
vida real. Otro ejemplo es en Blancanieves, donde la preocupación de
una mujer es ser la más bella del reino. No es ser la más
inteligente, la que más ayuda a los demás, no... Ha de ser la más
bella, y si alguna la supera, intenta matarla.
Por supuesto que una de estas bellezas
puede enamorarse de una enorme bestia peluda... ¿Y si fuera al
revés?
¿Y qué hay de “las malas”?
Son feas, deformes, no tienen pecho, y
ningún príncipe las quiere...
Pero no debemos alarmarnos ni prohibir
estas películas, pues podemos sacar cosas buenas si sabemos educar
bien a nuestros hijos y alumnos y les hacemos conocer y criticar
todo lo dicho anteriormente, si reforzamos su autoestima desde muy
temprana edad y si les educamos correctamente en los valores. También
podemos aprovechar para decirles cosas como que Cenicienta es muy
buena como persona y por eso el príncipe se enamora de ella, dando
especial importancia a la calidad humana más que a la belleza (que
por otro lado, es algo subjetivo).
No todo es malo en estas películas
porque también tienen muy buenas enseñanzas: la humildad de la
Cenicienta, la bondad de Blancanieves, el espíritu colaborativo y
trabajador de Ratatouille, el valor de la amistad en Toy Story, la
importancia de la familia en Nemo, etc... Esto es lo más importante
que debemos sacar del mundo Disney.
Aquí os dejo un enlace sobre el uso didáctico del video:
No hay comentarios:
Publicar un comentario