sábado, 5 de enero de 2013

Video y educación infantil

   En nuestros días, el video es un buen recurso educativo en las aulas y en casa, ya que mediante el lenguaje audiovisual se consigue captar mejor la atención de los niños, y también se refuerzan los aprendizajes, porque al ser algo divertido y dinámico, es más motivante para ellos.

   Como docentes en educación infantil, debemos tener en cuenta que en esta etapa los niños no mantienen su concentración en una película larga entera, por lo tanto, podemos usar fragmentos de ellas, o series de corta duración para explicar o hablar del tema que se quiera enseñar.

   Como ejemplo vemos estos videos. En el primero, los niños aprenden a contar mediante canciones y dibujos:



   El siguiente video es un capítulo de una serie infantil, en el que se habla de las pesadillas y los miedos de los niños, algo muy frecuente en estas edades, y que puede ser muy útil verlo con ellos:



   Los dibujos animados y películas son muy influyentes en esta etapa de la vida, y es algo que puede ser bueno si se sabe usar (videos educativos, videos con contenidos negativos para hacerles ver lo que no debe ser y así formar su espíritu crítico...), pero también puede ser algo nocivo si no se controla cómo lo ven los niños. Es el caso, por ejemplo, de la influencia que tiene Disney en la educación infantil.

   En mi opinión, Disney tiene una poderosa influencia, sobre todo en las niñas. Las princesas de estas películas forman una realidad femenina equivocada. Estas princesas son las buenas, y como son las buenas, son bellas. En cambio, las malas como las brujas, o las hermanastras de Cenicienta, son feas. Esto ya les va creando los cánones de belleza, que si no cumplen serán objeto de burlas y de infelicidad.

   ¿Cómo son “las buenas”?


   Son guapas, delgadas hasta llegar al punto de tener cinturas totalmente irreales para la proporción de un cuerpo, escotadas, maquilladas y de ojos grandes. Los príncipes se enamoran de ellas por su belleza, y a simple vista ya desean llevárselas a su castillo para ser felices y comer perdices. Por ejemplo: en la Cenicienta, el príncipe baila con ella una noche y ni si quiera hablan. Pero cuando ella se va y pierde el zapato... él se desvive por encontrarla, pues por supuesto... era muy bella. ¿Y qué pasa si luego es aburrida, antipática o no congenian? Eso no es la vida real. Otro ejemplo es en Blancanieves, donde la preocupación de una mujer es ser la más bella del reino. No es ser la más inteligente, la que más ayuda a los demás, no... Ha de ser la más bella, y si alguna la supera, intenta matarla. 

   Por supuesto que una de estas bellezas puede enamorarse de una enorme bestia peluda... ¿Y si fuera al revés?


    ¿Y qué hay de “las malas”?

    Son feas, deformes, no tienen pecho, y ningún príncipe las quiere...



   Pero no debemos alarmarnos ni prohibir estas películas, pues podemos sacar cosas buenas si sabemos educar bien a nuestros hijos y alumnos y les hacemos conocer y criticar todo lo dicho anteriormente, si reforzamos su autoestima desde muy temprana edad y si les educamos correctamente en los valores. También podemos aprovechar para decirles cosas como que Cenicienta es muy buena como persona y por eso el príncipe se enamora de ella, dando especial importancia a la calidad humana más que a la belleza (que por otro lado, es algo subjetivo).

   No todo es malo en estas películas porque también tienen muy buenas enseñanzas: la humildad de la Cenicienta, la bondad de Blancanieves, el espíritu colaborativo y trabajador de Ratatouille, el valor de la amistad en Toy Story, la importancia de la familia en Nemo, etc... Esto es lo más importante que debemos sacar del mundo Disney.


   Aquí os dejo un enlace sobre el uso didáctico del video:


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